La simple conducta diaria que cuidará la salud de tu rostro

La búsqueda de una piel sana, firme y eternamente joven a menudo conduce a complejas rutinas de cuidado. Sin embargo, existe una práctica diaria, sencilla y asequible, que es, por lejos, el paso más importante para preservar la salud y belleza del rostro: la aplicación constante de protector solar.

Aunque el sol aporta beneficios esenciales como la vitamina D y energía vital, sus efectos prolongados y sin protección son la principal causa de daños cutáneos irreversibles en el rostro. Adoptar este hábito diario es una decisión que trasciende la cosmética, convirtiéndose en una medida preventiva de salud pública indispensable para todos.

Cuidar la salud del rostro

El peligro radica en los distintos tipos de rayos ultravioleta (UV) que impactan nuestra piel del rostro, principalmente los UVA y UVB. La radiación UVB, que tiende a ser más intensa durante el verano y las horas centrales del día, es la principal responsable de las quemaduras solares. No obstante, su daño más grave es la alteración directa del ADN celular, lo que aumenta significativamente el riesgo de desarrollar cáncer de piel a largo plazo.

El cuidado de la piel del rostro va más allá de la exposición solar; está constantemente asediada por un conjunto de factores ambientales y de estilo de vida conocido como exposoma. Este término engloba la influencia de la contaminación, los hábitos nocivos (como el tabaquismo), una alimentación deficiente y el estrés crónico. Se estima que este conjunto de elementos explica hasta el 80% del envejecimiento visible de la dermis, mucho más que la genética. En este panorama de agresiones múltiples, el protector solar no solo bloquea los rayos UV, sino que actúa como una barrera diaria indispensable contra el estrés oxidativo provocado por gran parte de estos factores.

Para optimizar el uso de los protectores solares de cara al verano o a cualquier temporada, es crucial entender que deben aplicarse generosamente y reaplicarse cada dos o tres horas, especialmente si hay sudoración o contacto con el agua en el rostro. Además, la protección debe incluir fórmulas de amplio espectro que protejan tanto contra UVA como UVB, y si es posible, contra la luz visible.