El truco que utilizan chefs internacionales para conseguir papas fritas crujientes
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Las papas fritas, también conocidas como papas a la francesa, son un clásico irresistible que suele acompañar hamburguesas, carnes o incluso se disfruta solas. Pocas cosas generan tanto placer como ese primer bocado crujiente y dorado. Aunque su preparación parece sencilla, hay un detalle que marca la diferencia entre lo común y lo memorable.
¿Cómo cocinar papas fritas?
Aunque lograr en casa una textura crujiente por fuera y suave por dentro puede parecer difícil, existe un truco simple y muy eficaz que ha ganado popularidad entre cocineros y aficionados: usar maicena. Este ingrediente, lejos de alterar el sabor, mejora notablemente la textura.
Al recubrir las papas con una capa ligera de maicena antes de freírlas, se reduce la humedad superficial, lo que permite que queden más doradas y crujientes al contacto con el aceite caliente. De este modo, las papas se fríen de forma pareja, sin quedar blandas ni grasosas.
Para aplicar este truco, primero se pelan y cortan las papas en tiras, luego se remojan en agua para quitar el exceso de almidón.
Después, se escurren y secan bien, se espolvorean con maicena y un poco de sal, y se fríen en aceite caliente hasta dorarlas por ambos lados. Finalmente, se dejan enfriar sin tapar para conservar su crocancia. El resultado son papas caseras doradas, crujientes y dignas de cualquier restaurante.
¿Qué beneficios tienen las papas?
La papa es un alimento versátil que, además de ser una fuente natural de energía gracias a sus carbohidratos complejos, aporta numerosos beneficios para la salud. Rica en nutrientes esenciales como la vitamina C, que refuerza el sistema inmunológico, y la vitamina B6, que favorece el metabolismo y la salud cerebral, también ofrece minerales como el potasio y el magnesio, fundamentales para el funcionamiento muscular y nervioso.
Su contenido de fibra ayuda a regular la digestión y prevenir el estreñimiento, mientras que sus compuestos antioxidantes y antiinflamatorios pueden mejorar la apariencia e hidratación de la piel. Además, en formas como papa cruda, jugo o cáscara, puede ser útil para tratar heridas, irritaciones cutáneas o incluso reducir la glucosa en sangre.
Para aprovechar todos estos beneficios, se recomienda consumir la papa de forma saludable, hervida o al horno y, de ser posible, con su cáscara, ya que ahí se concentra gran parte de su fibra y nutrientes. Incluso, al enfriarla luego de la cocción, se genera almidón resistente, que actúa como un prebiótico beneficioso para la flora intestinal.