El mejor horario para cenar si tienes más de 65 años
Existen miles y miles de técnicas que las personas utilizan para mejorar la salud. Muchos optan por seguir la corriente farmacéutica, mientras que otra tendencia apunta a informarse de una forma más natural. En ese último mundo, hay que saber sobre el horario en que es el mejor para cenar en caso de tener más de 65 años.
La alimentación ayuda mucho a mejorar la salud. Hacerlo en forma diario puede mejorar notablemente la situación de los individuos proporcionándole datos y herramientas ventajosas. Si eres de ellos, debes conocer el consejo de los expertos en salud sobre el mejor horario para cenar si tienes más de 65 años.
Cena +65
A medida que envejecemos, nuestro cuerpo experimenta cambios que requieren una mayor atención a los hábitos diarios, y la alimentación no es la excepción. Los especialistas en longevidad, como Valter Longo, sugieren que los adultos mayores cenen al menos tres horas antes de irse a dormir. Por ejemplo, si una persona se acuesta a las 11 de la noche, lo ideal sería que su última comida del día fuera a más tardar a las 8 de la noche. Este simple cambio ayuda a alinear el proceso digestivo con el reloj biológico del cuerpo, mejorando la calidad del sueño y el bienestar general.

Cenar temprano no solo mejora el descanso nocturno, sino que también ofrece beneficios metabólicos significativos. Esta práctica prolonga el ayuno nocturno, un concepto clave en la estrategia de la alimentación con restricción de tiempo. Según expertos en nutrición, este período de ayuno permite que el cuerpo cambie de su principal fuente de energía, los azúcares, a las reservas de grasa. Este cambio metabólico es crucial para el control del peso y para mejorar la sensibilidad a la insulina, lo que contribuye a la prevención de enfermedades crónicas.

Además de los beneficios metabólicos, cenar temprano tiene un impacto positivo en la digestión. Un sistema digestivo activo durante el sueño puede causar molestias como acidez estomacal e indigestión, interrumpiendo un sueño reparador. Al darle al cuerpo suficiente tiempo para procesar los alimentos antes de acostarse, se reducen estos riesgos, lo que permite que el organismo se enfoque en otras funciones de regeneración y reparación celular. Este hábito se convierte en un pilar fundamental para mantener la salud digestiva y una mejor calidad de vida.