Conoce cuál es el mejor horario para bañar a tu perro
Durante los meses de calor intenso, las rutinas de cuidado de los perros requieren ajustes cruciales para asegurar su bienestar y protegerlos de los riesgos del estrés térmico. Una de las acciones de cuidado con las mascotas que a menudo se subestima es la elección del momento adecuado para el baño.
Los especialistas veterinarios hacen hincapié en que bañar a un perro en horarios poco oportunos, especialmente durante las horas de mayor radiación solar, puede tener consecuencias negativas para su salud y generar una incomodidad innecesaria. Es vital adaptar este hábito para convertirlo en una experiencia segura y placentera.
A qué hora bañar a un perro
El baño de los perros trasciende la simple estética de mantener su pelaje limpio y oliendo bien. Su función principal es sanitaria: ayuda a eliminar impurezas, previene la acumulación de suciedad y parásitos, y contribuye activamente a mantener la piel sana y libre de infecciones. No obstante, realizar esta tarea cuando el calor o la exposición al sol son extremos puede ser contraproducente. Una exposición inapropiada puede provocar rápidamente una deshidratación en el animal o desencadenar cambios bruscos en su temperatura corporal, un riesgo que se debe evitar a toda costa.

Ante estos riesgos, existe un consenso claro entre los expertos en el cuidado animal sobre cuál es el mejor momento del día para realizar esta tarea. Los momentos ideales para bañar a un perro son las primeras horas de la mañana o al caer la tarde, cerca del anochecer. Estos son los periodos en los que la temperatura ambiental es más templada, evitando el pico de calor y la radiación solar intensa del mediodía. Elegir estos horarios garantiza una experiencia más fresca para la mascota.

Bañar a la mascota en estos horarios de clima más suave no solo reduce el riesgo de golpes de calor, sino que también facilita un secado más seguro y eficiente. Si el perro queda húmedo en un ambiente excesivamente frío, podría resfriarse, y si queda húmedo bajo un sol abrasador, el calor retenido por el pelaje mojado podría aumentar su temperatura corporal rápidamente. Al optar por horas templadas, el secado (ya sea con toalla, secador a baja potencia o al aire) se realiza sin someter al animal a estrés térmico o cambios bruscos de temperatura.