En los últimos años, las plantas se han convertido en protagonistas dentro de los hogares. Esto no solo como elementos decorativos, sino como reflejo de la personalidad y el estado emocional de quienes las cuidan.

¿Qué significa tener muchas plantas?

Estudios psicológicos señalan que rodearse de vegetación está asociado a una mayor sensibilidad hacia el entorno y a una necesidad afectiva de conexión con la vida. Además, cuidar plantas puede funcionar como una forma cotidiana de autocuidado, ya que ayuda a reducir el estrés y mejora el bienestar emocional.

La manera en que se eligen y distribuyen las plantas también dice mucho sobre cada persona. Mientras que un espacio ordenado y con pocas especies suele corresponder a individuos meticulosos, los hogares colmados de vegetación reflejan personalidades más creativas y espontáneas.

Este lazo con lo verde es especialmente fuerte entre los millennials y la generación Z, para quienes las plantas representan un compromiso emocional accesible en contextos de incertidumbre. Ver crecer una planta no es solo un placer visual, sino una forma de recompensa emocional que refuerza el vínculo con lo vivo y con uno mismo.

¿Cómo cuidar las plantas de interior?

Para cuidar adecuadamente las plantas de interior, es esencial prestar atención a varios factores clave como la luz, el riego, la humedad, la temperatura, la limpieza, el abonado, el trasplante y la poda. La luz es vital para la fotosíntesis, por lo que es importante colocar cada planta en un lugar acorde a sus necesidades, ya sea con luz directa, indirecta o sombra parcial, y rotar las macetas para que todas las partes reciban iluminación de forma pareja.

El riego debe realizarse según las necesidades específicas de cada especie, evitando tanto el exceso como la escasez de agua. Es preferible usar agua a temperatura ambiente y regar solo cuando el sustrato esté seco. La humedad ambiental también juega un rol clave, especialmente para las plantas tropicales; se puede aumentar usando humidificadores, bandejas con agua o pulverizando las hojas. La temperatura ideal varía según la especie, pero en general conviene evitar los extremos y los cambios bruscos.

Limpiar las hojas regularmente ayuda a mantener la salud y el aspecto de la planta, permitiendo una mejor fotosíntesis. También es importante abonar durante la etapa de crecimiento, con productos líquidos o de liberación lenta, y reducir la frecuencia en invierno. El trasplante se recomienda cuando la planta ha crecido mucho o el sustrato está deteriorado, y debe hacerse con cuidado para no dañar las raíces. Finalmente, la poda permite eliminar partes muertas o enfermas y mantener la planta con una forma compacta y saludable.