¿Es verdad que hay que masticar chicle todos los días? Lo que dicen expertos en la salud
Masticar un chicle ha sido, durante mucho tiempo, un recurso popular para refrescar el aliento, calmar la ansiedad o incluso, erróneamente, como una ayuda para controlar el peso. Sin embargo, la frecuencia con la que se consume esta golosina es un tema de debate entre los profesionales de la salud.
Contrario a la creencia popular de que es un hábito inocuo, diversos expertos alertan sobre los efectos negativos del consumo diario o excesivo del chicle, particularmente en relación con el control de peso y la salud digestiva. Es importante desmitificar la idea de que masticar chicle constantemente es un hábito beneficioso o incluso neutral para el organismo.
Cuánto chicle hay que consumir
Uno de los principales problemas del consumo regular de chicle, especialmente en personas que buscan adelgazar, es la generación de una falsa sensación de saciedad. Este efecto, lejos de ser un aliado en la pérdida de peso, puede obstaculizar los procesos que se encaran para adelgazar al interferir con las señales naturales de hambre y plenitud del cuerpo. En personas que buscan perder peso, esta sensación engañosa puede traducirse en estancamientos o retrocesos dentro del plan alimentario, ya que el cuerpo no está recibiendo la nutrición real que espera. Además, el movimiento constante de la mandíbula puede generar una expectativa de ingesta que, al no ser satisfecha, puede provocar más ansiedad.

La salud digestiva es otra área que se ve comprometida por el hábito de masticar chicle de forma continua. Al masticar constantemente, se ingiere aire en repetidas ocasiones, lo que inevitablemente causa hinchazón y molestias digestivas, como gases o distensión abdominal. La especialista Moñino incluso destaca que, incluso en dosis moderadas, como masticar varios al día, el cuerpo puede experimentar cambios metabólicos negativos debido a la alteración de la flora intestinal. Esta alteración se debe principalmente a los componentes del chicle y puede tener repercusiones que van más allá del simple malestar estomacal.

Más allá de los efectos internos, masticar chicle en exceso a largo plazo también puede afectar estructuras físicas importantes como la mandíbula y el esmalte dental. El movimiento repetitivo y constante de la masticación puede generar dolor en la articulación temporomandibular (ATM) e incluso desgaste. Asimismo, aunque los chicles sin azúcar son promovidos como beneficiosos para los dientes, el mero acto de masticación constante, sumado a los ácidos que se puedan generar, puede contribuir al desgaste del esmalte dental con el paso del tiempo, comprometiendo la salud bucal a largo plazo.