¿Es saludable hacer una dieta hiperproteica? La respuesta de la ciencia

La popularidad de las dietas hiperproteicas debe ser analizada bajo la lupa de la salud a largo plazo
¿Es saludable hacer una dieta hiperproteica? La respuesta de la ciencia
Proteínas Foto: Canva
jueves, 16 de octubre de 2025

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En los últimos años, las dietas hiperproteicas han ganado una inmensa popularidad, siendo promovidas como una estrategia efectiva para la ganancia de masa muscular y el control de peso. Esta tendencia se basa en el poder de la proteína para generar saciedad y mantener la musculatura, elementos clave en regímenes de fitness y adelgazamiento. No obstante, a medida que la ciencia profundiza en la nutrición y la longevidad, distintos estudios de salud han comenzado a señalar que mantener una ingesta elevada de proteínas en la comida durante períodos prolongados podría alterar el delicado equilibrio del organismo, poniendo en debate los beneficios a largo plazo.

Uno de los principales puntos de conflicto radica en la relación entre el alto consumo proteico, especialmente de origen animal, y la hormona IGF-1. Esta sustancia juega un rol indispensable durante la infancia y la adolescencia al estimular el crecimiento y la reparación celular. Sin embargo, diversos expertos en salud han alertado que mantener la IGF-1 crónicamente activa en la adultez puede tener un efecto contraproducente, ya que se ha asociado con una aceleración del deterioro de los tejidos y un mayor riesgo de ciertas patologías relacionadas con la edad.

¿Sirve la dieta hiperproteica?

Cuando las proteínas se consumen en exceso, el organismo también ve reducida su capacidad de autofagia, un mecanismo biológico fundamental. La autofagia es el proceso de "autolimpieza" celular mediante el cual las células eliminan componentes dañados, residuos y se regeneran eficientemente. Esta interrupción esencial provoca la acumulación de radicales libres y un consecuente aumento del estrés oxidativo. Estos dos factores están directamente vinculados al envejecimiento prematuro y a un incremento en el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como las cardiovasculares y neurodegenerativas.

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Otro aspecto crucial a considerar es la salud renal. El metabolismo de las proteínas produce subproductos nitrogenados que deben ser filtrados y excretados por los riñones. Aunque en individuos sanos un aumento moderado de proteínas suele ser bien tolerado, una ingesta excesivamente alta y sostenida obliga a estos órganos a trabajar de forma intensiva, elevando su carga de trabajo. Por lo tanto, las dietas hiperproteicas podrían ser particularmente riesgosas o estar contraindicadas para personas con una función renal ya comprometida o con predisposición a este tipo de afecciones.

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La clave, según la evidencia más reciente, parece residir en la moderación y la fuente de las proteínas. Los estudios sugieren que optimizar el consumo proteico sin caer en el exceso es crucial para equilibrar el desarrollo muscular y la longevidad. Además, la ciencia recomienda priorizar las proteínas vegetales sobre las de origen animal, ya que estas últimas suelen estar ligadas a una mayor estimulación de la hormona IGF-1 y a la ingesta de grasas saturadas. Este enfoque nutricional busca maximizar los beneficios de la proteína (saciedad, músculo) mientras se mitigan los riesgos asociados a la sobreestimulación de rutas metabólicas.

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